Noches de Palabra

Es un ritual sagrado grupal que utiliza ayahuasca (en Colombia yagé) en pequeñas dosis personales hasta lograr en tono de diálogo fundado en la mente superior de cada quien. El diálogo induce experiencias personales profundas de conexión con la interioridad.

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Facilitadores

CEREMONIA CON AYAHUASCA VICURIADO en micro-dosis como medio para entablar un diálogo desde la mente Superior

La carta de navegación:

Presentación

HACIA DÓNDE

El propósito

La creación

La Resurrección

Le verdad

La realidad

El estado de gracia

La Vida. El amor como centro de la vida

El conocimiento de sí mismo

Los atributos de la vida: La paz, la felicidad, la libertad, el libre albedrío, la plenitud, la belleza, la verdad y el amor

DE DÓNDE Y POR QUÉ HAY QUE SALIR

La separación

El sueño. La sustitución

Los dos niveles

El ego

El miedo

Las ilusiones

Las creencias

Los deseos y los apegos

El auto-engaño

El cuerpo

El mundo

La crucifixión

El tiempo y el espacio

El inexistente afuera

El error

Las defensas contra la verdad: La relación de pareja, la importancia personal, los ídolos, los juicios, los planes, la enfermedad…

CÓMO HACER EL VIAJE

LAS AYUDAS

La Palabra y las Leyes de Dios

El plan de Dios para la salvación

La dirección y el acompañamiento: El Espíritu Santo o Maestro Interior

La toma de decisiones

La entrega de las situaciones

Resolución de problemas, obstáculos y dificultades. El Instante Santo

El estado de gracia

LOS MEDIOS

Aprender a escuchar

El perdón

La corrección de la percepción = La visión

La fe

La Expiación

Aprendizaje – enseñanza

La luz, la fortaleza, la comunicación, la grandeza

La unión

El estado de alerta

Las travesías

  1. Del sueño al despertar
  2. Del afuera al Sí Mismo
  3. De la relación de pareja profana a la relación santa
  4. De la familia enferma terminal a la familia sana
  5. De la sexualidad
  6. Del dinero o del tener al Ser
  7. Del mundo de las ilusiones al mundo real
  8. Del tempo a la eternidad
  9. Del miedo al amor
  10. De la culpabilidad a la inocencia
  11. Del ataque a la indefensión
  12. Del cuerpo al espíritu

QUIENES SON LOS COMPAÑEROS DE VIAJE

Las relaciones

LAS RETRIBUCIONES

El mundo real o mundo perdonado

Paz

Gozo interior

El Cielo como estado mental. El Cielo en la tierra

Protección y seguridad

Presentación

Se trata de orientar el viaje que todos los seres humanos, sin excepción, tendríamos  que emprender para llegar a nuestro único destino que a la vez es nuestro punto de partida. Un viaje sin distancia porque es a nuestro propio Ser, el Ser que compartimos y del cual nos hemos extraviado en el sueño de la separación en el que nos encontramos inmersos.  Es el viaje para ser dueño de Sí Mismo. Mientras tanto nos paralizan y confunden toda clase de dueños: los padres, la pareja, los amigos, la importancia personal, las instituciones religiosas, los ídolos y apegos, la codicia, la vanidad, el alcohol, la drogadicción, la lujuria, las aficiones y pasatiempos… entre otros

No emprender el viaje es resignarse a pasar por aquí en otro recorrido, el del olvido casi total, como cascarones vacíos, como hojas secas sin haber sido verdes jamás, hacia la muerte que, aunque nada tiene que ver con la realidad, es el sello final que se le pone a la vacuidad. Todos tenemos la oportunidad de ir por la plenitud pero la mayoría, la inmensa mayoría se queda dando tumbos en la nada pensando que ahí hay mucho. Tenebrosa equivocación.

Todo viaje tiene un destino, un punto de partida, una ruta de desplazamiento, previsiones de cómo hacerlo y, ante todo la decisión de emprenderlo.

En este caso, a lo largo del texto, mediante la palabra de vida, vamos a examinar los siguientes puntos, dando por entendido que la decisión ya está tomada:

  • El propósito del viaje
  • De dónde hay que salir y porqué hacerlo
  • Cómo realizar el viaje

Las ayudas

Las travesías

Los obstáculos y dificultades. La manera de superarlos

La protección y seguridad

  • Quienes son los compañeros de viaje
  • Los beneficios o retribuciones que depara el viaje

Para resolver todo esto hay que cumplir un requisito fundamental: Saber escuchar. Saber escuchar es interesarse, entender, interiorizar y experienciar o aplicar. Estos puntos valen tanto para la palabra hablada como para la escrita.

Todos son llamados pero pocos los que deciden responder. Los pocos que deciden responder es porque decidieron escuchar.

Este texto es dinámico en el sentido de que se encuentra en permanente revisión y ajuste, no para negar lo que inicialmente se dice sino para organizarlo y enriquecerlo, no solo por cuenta del autor sino mediante el concurso de quienes quieran aportar con base en sus visiones y experiencias.

Los contenidos que aquí se comparten integran la palabra no institucionalizada de Jesús  como eje central, contribuciones del pensamiento indígena así como las experiencias y aprendizaje del autor, allegados a lo largo de varios años. En este punto hay que agradecer la importante función que han cumplido plantas sagradas indígenas como el yagé, la coca y el tabaco, especialmente.

El uso de terminología cristiana es solamente cuestión de forma. Su contenido para nada se corresponde con la palabra de instituciones religiosas que invocan los mismos nombres pero con diferente significado. El autor ha venido cultivando una relación estrecha con su Maestro Interior o Espíritu Santo y con Jesús, el gran maestro del amor y de la paz. Esto indudablemente ha sido ayudado por su participación en numerosos círculos de palabra en los que claramente se cumple el principio de que se aprende lo que se enseña.

De ninguna manera se pretende que este texto se convierta en objeto de circulación masiva. Tampoco es la intención lograr figuración,  convencer para ganar adeptos o formar alguna secta. Simplemente se trata de compartir esta palabra bajo la convicción de que será útil para poner luz en la existencia de quienes la escuchen, para convertir esa existencia en vida pues a eso se refiere el viaje del que se está hablando.

Parece que me dirijo a otros, lo cual es cierto, pero ante todo me hablo a mí mismo.

HACIA DÓNDE

  1. El Propósito

Es fundamental tener siempre en primer plano el propósito así como la convicción de que los medios para lograrlo serán suministrados por el Espíritu Santo o Maestro Interior a través de tus situaciones y circunstancias. Él sabe perfectamente cuáles son esos medios, tú no. Requisitos: perdonar, entregarle las situaciones,  dejar de decidir y juzgar por tu cuenta pidiéndole a Él que decida por ti, y que juzgue por ti.

Una vez que se fija el propósito, todas las situaciones, sin excepción, se ponen al servicio del mismo; es decir, obran para el bien. Esto generalmente no le gustará a tu ego pues va por el camino contrario. Siendo así, habrá situaciones en las que te pueden asaltar el miedo, la duda, el desconcierto, el desagrado o la frustración. En estos casos se requiere fortaleza para seguir tu camino en paz. ¡Pídesela al Espíritu Santo!

El propósito es el que le dará significado a todas las situaciones y circunstancias en las que te veas implicada, y este significado, en general es el de servir como medios para avanzar en el logro del propósito, no importa el aspecto o apariencia que tengan ni la manera como se comportan quienes intervienen; su realidad es operar en beneficio del propósito  trayendo un continuo de soluciones y enseñanzas que jamás podrían provenir del mundo . Como tú no sabes cuáles son esos medios, debes aceptar los que se te ofrecen con total, fe para no ser presa de las ilusiones del ego, como las antes mencionadas.

La garantía de que las situaciones y circunstancias son medios para avanzar hacia el cumplimiento del propósito es entregárselas al Espíritu Santo. Así mismo, tendrás que estar atenta, en el fluir de esas situaciones, a no tomar decisiones por tu cuenta.

Cuando tengas que tomar cualquier decisión, pídele al Espíritu Santo que decida por ti.

El propósito que se establezca tiene que ser trascendente. He aquí tres ejemplos que esencialmente aluden a lo mismo:

-Hacer que mi voluntad sea la misma de Dios eternamente para lo cual mi decisión es cumplir con la función que me corresponde en Su plan para el despertar

– Restablecer la comunicación que he perdido con Él recordándolo, para lo cual debo ver a mis hermanos como una extensión Suya

-Conocerme a mí mismo aceptando lo que soy. Aceptando que soy tal como Dios me creó y no lo que he hecho de mí mismo. Aceptando que todos mis hermanos forman parte de mi Ser y que este Ser es parte del Ser de Dios

Establece tu propósito de corazón y ten total confianza en que los medios para lograrlo se te proveerán y que, sin excepción, todas las situaciones en las que te veas implicado se pondrán a su servicio.

  • La resurrección

Dado el gran dominio que el ego tiene en nuestra mente, estamos más muertos que vivos porque el propósito indeclinable del ego es la muerte, y todos sus pensamientos la buscan irrevocablemente. La limpieza de esos pensamientos falsos o ilusorios nos pone en el camino de la resurrección y, por ende, de la vida tal como fue creada. Se observa, entonces, que la resurrección nada tiene que ver con el cuerpo sino que es un privilegio de la mente. También se deducirá que el perdón es la clave de la resurrección pues deshace las ilusiones.

La resurrección es lo mismo que el despertar.

La resurrección, al ser la afirmación de la vida, es la negación de la muerte.

De esta manera, la forma de pensar del mundo se invierte por completo.

  1. La vida

Vivir es ser lo que uno es (el Ser de la creación), no lo que cree ser, sino lo que realmente es, tal como fue creado por la Única Fuente de la única vida, que creó un solo Ser. En consecuencia, tu Ser lo integran todos tus hermanos, así como tú eres parte del Ser  de cada uno de ellos: los que se fueron, los que están y los que vendrán.

La vida, entonces, radica en el conocimiento de sí mismo, lo cual implica un aprendizaje que, entre otras cosas, conlleva aprender a prescindir de lo que no se es, o del falso ser.

Quien cree vivir y no se conoce a sí mismo en realidad está muerto, porque ¿qué es la vida sino ser lo que uno es?

La vida es la verdad eterna.

La vida es tan santa como la Santidad[1] mediante la que fue creada. La Presencia de la santidad vive en todo lo que vive, pues la Santidad creó la vida y no puede abandonar lo que creó tan santo como ella misma.

La vida no tiene opuesto, pues es Dios.

Abandonemos las honras fúnebres del mundo para honrar la vida en todo su esplendor. 

Salgamos de la tenebrosa procesión enlutada y lúgubre en la que nos encaminamos hacia la muerte para unirnos a la marcha triunfal de la vida tal como fue creada.

Es sólo cuestión de tomar la decisión y de emprender el camino de aprendizaje gozoso por el que la nueva decisión nos lleva, bajo la dirección y el acompañamiento del Maestro Interior.

Pues la comunicación lo abarca todo, y en la paz que re-establece, el amor viene por su propia voluntad.

Dios sólo crea mentes despiertas. Él no duerme, y Sus creaciones no pueden poseer algo que Él no les confiera, ni dar lugar a condiciones que Él no comparte con ellas. El pensamiento de muerte no es lo opuesto a los pensamientos de vida. Libres para siempre de toda oposición, los Pensamientos de Dios son eternamente inmutables, y tienen el poder de extenderse inmutablemente para siempre, aunque dentro de sí mismos, pues son omnipresentes.

La vida no puede vivir sin el amor, y el amor sólo puede vivir en paz.

La comunicación con Dios es vida. Sin ella nada puede existir en absoluto.

La vida es el don que a la vez tienes y eres. Pero debes extenderla mediante el amor para que puedas vivirla y, así, saber  qué tienes y quién eres.

La vida no admite grados porque es una sola.

La vida solamente tiene un “enemigo”: el ego. Pero el ego no es real. Será real para ti si lo entronas en tu mente y obedeces sus dementes imposiciones como hasta ahora lo vienes haciendo. Pero, en ese caso, tú tampoco serás real y, así, inexorablemente serás conducido hacia la irrealidad de la muerte, que es el único propósito del ego.

Cuando los que se identifican con el ego oyen que se alude a la vida sin muerte, huyen despavoridos o proclaman que de ninguna manera permitirán que se les vulnere su sagrado derecho a la muerte pues es su derecho natural.  

La vida parece ser lo opuesto a la muerte porque, en tu estado de separación, tú has decidido que la muerte acaba con la vida. Tu función aquí es cambiar el propósito de la muerte, que te enseña el ego, por el de la vida, que te trae el Espíritu Santo.

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